jueves, 9 de febrero de 2023

Desenlace



Quisiera estallar un segundo para poder enterrarme en tu torso, hacer un nido y quedarme pegada a ti un segundo más, escuchar los latidos de tu corazón, tu respiración tratando de volver a la calma, pasear mis dedos por tu cabeza y que tú hagas lo mismo con la mía, retorcer el cuello para decirte de algún modo que en ese momento eres mi hogar, el fuego que me resguarda del hielo que crece en mi alma. Quiero perderme en tu abrazo, aquél que me hace sentir frágil y pequeña, que me obliga a soñar o estirar las manos al cielo para colgar de tu cuello, porque no supe realmente de vértigo hasta el momento en que empecé a extrañarte, a enumerar tus formas de mirar y de dejar de hacerlo. Quisiera navegarte y naufragar sólo por una noche, abandonar las pesadillas que me acorralan a diario y encontrar un respiro contigo en mi espalda, cuidando mi sueño con la misma ternura con la que me acercaste aquella noche a tu cuerpo. Quiero quererte sin la piel y sin excusas, quererte en el pecho y en la mente, en mis labios que por hoy se estremecen con tan solo nombrarte; quererte así, en un beso que hoy guardo para no pensarte tanto, para evitar estas ganas de no dejarte ir.




sábado, 7 de enero de 2023

Inmarcesible



Tus besos hoy saben a despedida, amalgama de ternura y sinsabores por el vacío que queda en mi cuerpo con tu inminente ausencia. Miro tus ojos y encuentro en ellos el cielo atardeciendo, es el ocaso de un refugio con gusto a escape que develó y fue velado entre aquellas cuatro paredes que tanto nos cuidaron del ruido exterior y de las penas del alma. Tu corazón late extenuado mientras el mío se paraliza con cada paso que me aleja de tu abrazo, de tu calma, de tu risa; son los puñales que arraigan en mi vientre y la duda clavada en mi cabeza lo que aún me ata a tu espalda pero apresura la partida ante lo inmarcesible de este nosotros. Así, entre los árboles y la gente, jugamos por un instante a hacer visible lo negado, simulacros de una vida prestada que se fuga con el deseo de prolongar una última vez los pecados cometidos en el secreto de tu voz y en el silencio de tus labios.





jueves, 5 de enero de 2023

Ocaso



El sonido de tus pasos reverbera en mis recuerdos, son las hojas secas o la tierra agotada de tanta espera aquello que resuena en mi pecho y estalla en tu cama, o es el miedo tocando mi puerta como un fantasma gris que me pena en el pequeño vicio que se esconde en humaredas. Las ideas, de pronto, golpean mi cabeza, se suceden unas a otras sin orden ni dirección como el fluir de las aguas en plena tormenta y la resignación de las almas enfrentando la despedida; todo ello como atardeceres con la falsa idea de final cuando se anhela el término de los ciclos, escondiendo el puñal detrás de cada palabra medida, de cada caricia calculada con la distancia y el silencio; o quizás como atardeceres porque no hay dos adioses iguales, o quizás porque de pronto toda la luz se fuga y nos cubren las sombras.


martes, 27 de diciembre de 2022

Nauscopia

La pequeña muerte que se graba en mi cuerpo 
cada vez que mi espalda te encuentra 
se convierte en la fractura de mis labios y mi razón; 
no sé de mí con todo aquello que sale de mis poros
                                   cuando acampo en tu espacio. 

Nuestros planetas colisionan, 
me sumerjo en el humo de un cigarro 
que sabe a miel y a desdicha, 
contemplo las estrellas infinitas 
de un cielo que no nos pertenece 
y te escribo estas líneas sin sentido 
que cruzan la frontera y trazan el límite. 

Es el deseo mi enemigo y me espera 
al interior de tus ojos, 
o tal vez en la punta de tu lengua; 
aguarda sigiloso para derribar uno a uno 
los pudores que ensombrecen 
la calma de tu abrazo y la ternura de tu beso. 

Deambulo entre las sombras sin pensarte 
pero sintiendo clavadas tus caricias en mi pecho 
con el último resquicio de sanidad que me queda. 

De pronto, tras el ruido sordo, llega el silencio. 
Navego en el abismo de la propia locura 
mientras solo se escucha el sonido del agua a lo lejos. 

Tal vez algún pensamiento se me escapa 
mientras miro a través de una ventana prestada, 
ajena a todo lo que podría ser y ya no fue, 
o quizás es tu sonrisa la que anida en mi pecho 
                                                 y debo dejar salir 
o son las heridas que queman por ser omitidas. 

Pensamientos errantes de un pecado acallado, 
sensaciones furtivas que guardo en el secreto 
de tu voz que se burla de la mía cada vez que 
la gravedad le gana a mi cuerpo y caigo en tu cuello
desnudo de prejuicios, libre de culpas.

La pequeña muerte sigue hablándole a mi cuerpo
mientras adivino otros que vienen a mi encuentro,
la nauscopia fracasa mientras renuncio a esta brisa
y permanece la fractura en la tempestad de mi razón;
tal vez no soy yo, tal vez yo soy otra,
una mujer rota que busca compasión
o quizás un espectro,
              una sombra,
              otro error.

jueves, 22 de diciembre de 2022

Nefelibata


Hoy desperté con tu esencia en mis labios,
                   y con tu aroma en mi pelo.
Soñé que nos perdíamos en un bosque
de árboles inmensos que apenas permitían 
vislumbrar pequeños trozos azules de cielo.

Tomaste mi mano, sentí el calor de tus dedos
trenzándose lentamente con los míos,
un temblor recorrió mi espalda:
eras tú entrando en mis huesos,
            colándote en mi piel.

Soñé que deambulamos perdidos en el otro,
vagamos entre las hojas caídas por el viento
y el olor de la tierra humedecida de tanto llanto;
eran mis piernas la fuente que recibían tu ímpetu
y las tuyas las que guiaban el vaivén de mi peligro.

Avanzamos inmersos en nuestra levedad
hasta aquella cascada que habita en mi fantasía,
sus aguas frescas nos invitaban a ahogarnos 
entre alaridos desgarrados de dolor y plenitud
mientras dejábamos atrás tanta miseria, tanta niebla.

Me hundí en el cuerpo de aquella poza y extravié el tuyo,
a lo lejos podía oír tu voz profunda llamando mi nombre.
Perdida de mí pude encontrarme en el fondo oscuro,
en lo inefable de tu silueta desdibujada ante mis ojos
y que solo se perfila en la memoria de mi cuerpo.

Nadé con fuerzas buscando abrirme el paso,
                                              quizás un escape o un descanso.
Te encontré en la salida cuando mis ojos se abrieron
de vuelta a la vida y al hogar de mi cielo en arrebol;
era el fuego de ese cielo el que avivaba una fogata,
llamas del Paraíso caído que me espera a tus pies.

Soñé con estrellas que brillaban furiosas 
en un desierto infinito que nos cobijaba en el secreto,
soñé con tu hombro cargado de cicatrices 
y el peso de todas mis ideas descansando en él. 

En un momento la vida pasó frente a mis ojos,
decidí cerrarlos para perderme un segundo más en mi sueño 
                                                              y en tu bosque 
                                                              y tu cascada 
                                                              y mi desierto,
porque hoy desperté con tu nombre en mis labios
y tu sabor en mis recuerdos.


lunes, 24 de octubre de 2022

Extrañar


Hay noches como esta en las que siento que nací para extrañar. Es como si fuera aquella constante que me descifra entre tantas formulas y volutas de humo, como si mi credo fuera la nostalgia y las variantes fuesen aquellos nombres que cambian el destinatario pero nunca el puerto. Nací enamorada, dañada, introspectiva; nací como fruto del silencio que rompe cualquier calma, porque dentro de mí hay un océano frío y oscuro que se mece de vez en cuando con tu aliento y tu susurro. La marea sube, de pronto tu olor se cuela entre mis dedos y me sumerjo en espirales de ti mientras me hundo en ensoñaciones que se vuelven reales en cada roce, en cada beso furtivo que quiere ser más pero no cruza la línea. La marea sube y yo permanezco inmóvil para sentir la brisa,  extraviada de mí misma, perdida en el puerto en el que espero aquello que aún extraño. Quizás es tu ausencia o el abismo que queda entre el todo y la nada de saberte negado y sentirte en mi pecho; talvez es la falta de ti la que me recuerda que nací para extrañar.

sábado, 29 de agosto de 2020

Pensamiento de invierno.

"Fue mi corazón el que cambió". Seguía repitiendo la misma frase una y otra vez, hacía ecos en mi cabeza sin parar, sin embargo, su ritmo era lento, como si todas aquellas palabras entre las cuales navegaba esta idea se hubiesen detenido, suspendidas en el tiempo para ser sorteadas como obstáculos. En efecto, mi corazón había cambiado y no había vuelta atrás, es lo que nos pasa a todos en algún punto, más de una vez en la vida: la terrible consciencia de saber que las culpas asignadas no son tales, que fue sólo la vida pasando, viviendo y pereciendo. Sin embargo, lenta y ligeramente, nuevos créditos aparecen, la niebla que cubría el pensamiento se disipa y surgen las palabras finales: "ya no duele".

martes, 5 de mayo de 2020

Carta a Franco

5 de mayo de 2020

A veces te extraño. Ya no es todos los días, tampoco es específicamente hoy, pero el encierro, el virus, el triste estado de eso que conocemos como humanidad hacen que hoy sí te extrañe. No es por la fecha, quiero que lo sepas, sino porque pienso qué me dirías si de la nada te hablara uno de estos días para saber de ti, para reconectarme como lo he estado haciendo de a poco en este tiempo. Digamos que la crisis me devolvió en parte la vista y comprendí que mis silencios me hacen perder más de lo que imaginaba. Claramente una de esas pérdidas fuiste tú, no porque hayas muerto y no porque este sea otro cumpleaños más sin mandarte el mensaje protocolar; muy por el contrario, creo que nos perdimos antes de que nosotros te perdiéramos. Catorce años atrás me escribiste una carta, la misma que conservo guardada en un libro porque se comenzaba a romper de tanto abrir y cerrar la hoja de papel estos últimos cinco años. En aquella carta deseabas que la vida te volviera a poner a mi camino. ¿Qué significa eso para nosotros ahora? ¿Qué significa para mí? La verdad es que te extraño y ya no sé si puedo decírtelo. Tal vez no es el tiempo porque cuando tú me extrañabas me lo decías, pero a mí siempre me costó más eso de ser auténtica: tenía que ensayarlo, medirlo, planificarlo todo. Debí aprender más de ti cuando nos tuvimos, quizás aprendí y cuando no te tuve a mi lado lo olvidé. Sea como sea, te he pensado por más de un mes, comencé allá en nuestra playa mirando el mar. Estoy lejos, pero sigo mirando por la ventana y pienso que sería lindo poder alcanzarte con un mensaje en una botella, o con un mordisco, o al menos con una visita en sueños.


miércoles, 8 de abril de 2020

Carta a Emilia

1 de abril de 2020

Emilia:


La vida para mí abrió los ojos un día como hoy, hace 10 años. Nunca supe lo que es el amor antes de ti, me era imposible saberlo sin tus ojos de almendra, sin tu cabeza acurrucada en mi pecho, junto a mi corazón, buscando un lugar que se sintiera seguro. Fue tan inmenso todo, tan abismal. No sabía que podía sentir tanta plenitud y tanto miedo al unísono, era como si el universo hubiese colisionado justo en frente mío y todo se cristalizaba en tu cuerpo frágil, en tus 48 centímetros y tus 3,105 kilos. Pensé tantas veces que iba a romperte, jamás me había aterrado tanto la posibilidad de ser torpe. Con el tiempo aprendería que no sólo ibas a herirte, sino que cada herida tuya la sufriría como propia hasta el día de hoy y, en realidad, quién sabe hasta cuándo lo siga haciendo.

Hija, soy una persona llena de fallas, llena de imperfecciones, pero solo tú con tu aliento y amor puedes lograr que entienda que esos errores están bien, de hecho, que absolutamente todo está bien si estamos juntas. Te alegras con mis logros, sufres con mis penas, me acompañas en mis soledades. No hay nada más perfecto que tu amor porque llenas cada hueco, cada vacío, cada falta que existe en mi vida. Eres mi universo. Lucho a diario por no existir solo porque existes, por no darte ese peso y lo he ido logrando paso a paso. Quiero ser mejor siempre para que te sientas orgullosa, quiero dar lo mejor de mí en todo para que veas que no hay imposibles y, pese a que eres siempre mi primera y última razón, también quiero ser imperfecta para que aprendas a amarte a ti misma con todas tus dimensiones y realidades. Quiero que seas libre, feliz, auténtica. Quiero regalarte toda la dignidad y la integridad imaginable, que tu esencia trascienda todos los límites y que brilles con esa luz propia tan tuya, tan inexplicable que inunda todos los espacios que habitas. 

La vida quiso premiarme, aún no sé por qué, pero me dio el milagro más grande de todos con tu llegada. Gracias por elegirme en este universo, gracias por tus caricias, tus bailes, tus locuras, tu compasión y tu empatía. Gracias por ser maravillosa como sólo tú sabes serlo, por tu humor, por tu sonrisa, por tu energía. Gracias por dejarme enseñarte, por tus sarcasmos y tus respuestas inteligentes que me sacan de quicio y que me recuerdan que eres el reflejo de todo lo que hemos vivido a lo largo de estos 10 años. 

Feliz cumpleaños, amor...el amor más grande de todos.


Con toda el alma, 

Mamá


martes, 20 de noviembre de 2018

Algo dulce



El verano comienza a adueñarse de mi piel, se entierra en mi pecho y deja un gusto nuevo, como de frutos tan dulces como tus besos, esos mismos que se esconden para proteger aquello que crece sin saber de pausas ni de esperas. El viento a penas sopla, se adueña de mis sentidos, me enseña a respirar en tu ternura, en tus secretos; el viento sopla y comienzo nuevamente a creer en las palabras y en los silencios, comienzo a sentirte en cada abrazo un poco más adentro, como si tu aliento diera vida a mis pies dormidos mientras comienzo a habitar en ti con el mismo cuidado con el que tocas mi alma antes de entrar. Está el viento, el verano, el sol que quema y se siente en lo profundo; te repito en mi memoria, en mi cuerpo, en mis labios, te repito para traerte en la distancia y vuelvo a repetirte para no salir de ti, porque mi militancia es tu sonrisa y tu libertad es el principio que mueve mis piernas cuando debo despedirte cinco veces en una noche mientras cierro los ojos y te miro en el centro, en tu mirada, en un lugar que es nuestro y del que no quiero partir.





Desenlace

Quisiera estallar un segundo para poder enterrarme en tu torso, hacer un nido y quedarme pegada a ti un segundo más, escuchar los latidos de...